jueves, 31 de octubre de 2013

La salud mental de Hitler

Algunos de los episodios más vergonzosos de la historia de la humanidad tuvieron lugar en el siglo XX. El conocido como holocausto judío, el intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa (se logró con “sólo” 6 millones de judíos) fue organizado por el comandante en jefe de las SS Heinrich Himmler y ejecutado por el teniente coronel de las SS Adolf Eichmann. Pero fue Adolf Hitler quien promovió e incentivó ideo lógicamente esas matanzas, que además incluyeron a otros colectivos como negros, polacos, gitanos, homosexuales y comunistas.
No cabe duda de que Hitler no podía haber llevado a cabo sus planes sin la ayuda de todos sus colaboradores y sin el poderío y la obediencia de su ejército, pero también es cierto que el comportamiento que demostró hace dudar de su salud mental. Hace poco se ha conocido un estudio que el Servicio de Inteligencia Británica realizó en el año 1942, con el que pretendían entender los aspectos psicológicos de su comportamiento. El responsable del estudio, Mark Abrams, un científico social posteriormente conocido por las investigaciones de mercado, realizó el análisis psicológico de un discurso dado por Hitler el 26 de abril de 1942.
Las conclusiones de Abrams fueron claras: Hitler tenía delirios paranoicos (ideas recurrentes e inevitables, sin base suficiente pero con apariencia de verosimilitud y vividas como reales por la propia persona), en los que veía a los judíos como encarnación del Diablo y culpables de todos los males de la humanidad. Y creía que él mismo era la encarnación del espíritu de Dios, una especie de mesías salvador. Además, en el discurso se podía identificar síntomas de histeria, epilepsia y paranoia, junto con cierta sensación de confusión y de miedo a la derrota en su cruzada contra los judíos.

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